Son frutas a las que se les ha extraído su contenido de agua mediante un proceso de secado o deshidratación de forma natural.
Así se alarga su vida útil, además de reducir peso y tamaño.
Al extraer el agua se produce una mayor concentración de los nutrientes, especialmente de azúcares. La recomendación de consumo es de 25-50 gr (un puñado).
Poseen alto contenido de fibra y propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Tienen hierro, calcio, potasio, vitaminas del grupo B y E.
También mejoran el tránsito intestinal, favorecen la microbiota y tienen un efecto cardioprotector.
Pueden comerse frescas, cocidas, en ensaladas de frutas y también podés agregarlas a la parrilla, hacerlas al horno o comerlas en postres.
¡Ojo! No debemos confundir la fruta deshidratada con la fruta confitada o escarchada que sí contienen azúcares añadidos